LATINOAMERICA2
Fotograma del vídeoclip "Latinoamérica" de Calle 13

De fiestas, genocidios, leyes y dolores

Jessica González | CEA, Centre d'Estudis Africans | @estudisafricans

Hace unos 18 años en mi natal Barranquilla, en clase de Historia me explicaban que el 12 de Octubre de 1492 habían llegado a nuestras orillas tres barcos procedentes de España y presididos por Cristóbal Colón. Me explicaron que ese día América fue descubierta. Que también había negros, quienes luego fueron esclavizados . Y que, a partir de allí, se construyó una identidad basada en la trietnia , lo cual es un riqueza enorme. Por eso cada 12 de Octubre celebrábamos el Día de la Raza en un mítico “acto cívico” que incluía una puesta en escena en la que más o menos el alumnado que representaba la parte española, la afro y la indígena (esta tocaba disfraz porque no había nadie que lo encarnara) se agarraban de la mano y cantaban una canción tipo “Fiesta en América” de Chayanne (horror). Diría que la casa editorial del libro (Santillana, of course) se olvidó de incluir algunas páginas sobre la expoliación, el genocidio, las violaciones y las resistencias de los pueblos indígenas. Minucias. Explicar la historia de ésta manera (o no explicarla en absoluto), es colonialidad del saber.  

La Constitución Española dice en su artículo que “Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.” Y bueno, luego tenemos sentencias como las de “La Manada”; mujeres a quienes no se les permite trabajar con hijab;  trabajadoras del hogar sufriendo agresiones sexuales que no evolucionan legalmente; el caso de Valtonyc, preso por una canción de crítica a la monarquía; una Ley de Extranjería racista hasta las trancas, y la lista sigue. Esto es colonialidad del poder.

Si se te pasó por la cabeza “ya, pero la Ley de Extranjería no es para los españoles, así que no cuenta”, eso es colonialidad del ser.  Además, el tema no va de “pasaportes”, porque tenemos miles de jóvenes afroeuropeas, euroasiáticas y otras a las que se les cuestiona su pertenencia a esta sociedad a pesar de haber nacido aquí. Y no hablemos del Pueblo Gitano, que después de 600 años se le sigue estigmatizando y discriminando a muchos niveles.

Cada tanto me encuentro con personas latinoamericanas que piensan que con lo de la colonización en realidad “ganaron todas las partes y que ha servido para nuestro desarrollo”. Ajá. También me encuentro con personas españolas que “por qué tanta rabia con algo pasó hace 500 años, y que ellos no tienen la culpa”. Ajá. Con personas catalanas que dicen que “sort que Catalunya no va tenir res a veure amb tota aquella barbàrie”. Ajá.

Así pues, hay muchas voces de todos los lados y no intento evangelizar (como hicieron con mi gente) ni culpabilizar (herencia de nuestro querida tradición judeocristiana) a nadie con mis ideas, opiniones y sentires, aunque acepto que cada vez vivo los 12 de Octubre con un dolor más profundo.

Lo que sí que me parece triste es que tengamos tan colonizado el pensamiento que no nos dé para ser críticas, para tomar responsabilidades, para revisar la historia, para generar otros discursos y para darnos cuenta de que no es chévere construir un sentimiento de orgullo sobre un proyecto unilateral tan doloroso y sangriento, que hasta nuestros días genera consecuencias aquí y allá.

Y si, sé que hay cosas que están cambiando, que hemos logrado mucho, que existen hoy otros discursos. Pero eso no quita que hay que seguir señalando lo que aún está mal. Si no, como dice mi abuela, nos cogerá el guere guere.

 

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